Mario Quintero, el carismático líder de los Tucanes de Tijuana, dice que el gran “pecado” de su banda es ser consentidora con su público.
Por eso, cuando hace unos años alguien le pasó un papelito con un mensaje en un concierto que dio el grupo en Tijuana, el cantante no dudó el leerlo en voz alta. El problema es que se trataba de un saludo para el “tres letras”, como se conocía a un sanguinario y temido narcotraficante que vivía en esa ciudad fronteriza con Estados Unidos.
“Aparentemente ahí comenzó el problema”, dijo Quintero en Los Ángeles, donde estuvo junto con su banda para presentar las nominaciones al Latin Grammy 2012, que se entregarán el 15 de noviembre en Las Vegas, Nevada. Ellos contienden en dos categorías, Mejor álbum de música norteña y Canción del año.
El incidente llegó al jefe de la policía de Tijuana de ese entonces, quien a partir de esa ocasión prohibió que los Tucanes volvieran a ofrecer conciertos en esa ciudad.
Ahora que ese funcionario ya no está ya no hay una razón aparente que les impida volver a esa plaza, pero a pesar de que son profetas en su tierra, no han podido volver a tocar en Tijuana.
“Estamos cerca de concretar la fecha, que será antes de que termine el año o para la primavera; está muy cerca de la realidad”, dijo Quintero, aunque reconoció que desde hace meses hay negociaciones con varios empresarios pero que por motivos ajenos a ellos no se cierran los contratos. “No sabemos de qué depende. La fecha [pactada] comenzó a cambiar, que los permisos, que la temática [de las canciones], que el municipio… Realmente no sabemos la causa”.
La banda criticó a la autoridades mexicanas porque creen que se está violando el derecho de la gente de divertirse y de escuchar lo que le gusta. Los Tucanes se han distinguido por ser una de las bandas más exitosas en el género del nacocorrido, que son canciones cuya temática aborda la situación del narcotráfico en México.
Tampoco están dispuestos a aceptar dejar de cantar esos temas en los conciertos, porque consideran que si la gente paga es para escuchar lo que le gusta, no lo que los artistas quieran.
“No pueden poner condiciones porque tú vas a complacer al público […] Una vez nos dijeron, ‘pueden ir, pero no pueden tocar corridos’; entonces, ¿para qué vamos?”, dijo Quintero, al tiempo que sostuvo que es responsabilidad de las autoridades controlar la entrada de delincuentes a los conciertos.
“Nosotros mandamos saludos a todo el mundo, no los vemos como lo que son; los vemos como público, y creemos que es lo correcto”,dijo el cantante en referencia la supuesta asistencia de narcos a sus tocadas. “Nosotros no sabemos quién está ahí. A mí me llegan los papelitos y yo saludo a todo mundo, y lo hacemos todos los días, y no tengo la culpa de que haya gente de reputación dudosa en cualquier evento público”.