Te parecerá increíble, pero a estas alturas de la vida, hay poco que puedas hacer cuando a tu bebé le dan cólicos. Esta ha sido mi experiencia.
Cuando nació mi bebé, me sentí la mamá más afortunada luego de que establecimos nuestra rutina diaria. Comía cada dos o tres horas, hacía del baño, dormía, despertaba, lloraba si estaba sucio… y todos felices. Hasta que aparecieron los malditos cólicos.
A poco más de cinco semanas de nacido, Jorge Mario comenzó a retorcerse ligeramente luego de comer. Luego empezó a quejarse. Los lloriqueos subieron de tono hasta que se convirtieron en un llanto incontenible. Afortunadamente ya había pasado por esta experiencia con mi primer hijo, así que lo tomé con calma. Horas más tarde el bebé hizo popó y durmió plácidamente. Pensé que era el final del drama.
Sin embargo, estos episodios se repitieron con más frecuencia -a diferencia de lo que sucedió con mi primer bebé, que pasó por esta situación una sola vez-, y no únicamente de día, sino también de noche. Lloraba sin consuelo, y lo más doloroso es que había sufrimiento en sus ojitos.
Hablé con su pediatra y me dio dos noticias, una buena y una mala.
La buena es que no hay de qué preocuparse siempre y cuando el niño siga comiendo, haciendo sus necesidades, no tenga temperatura, no vomite y duerma.
La mala es que no hay mucho qué hacer. El cólico es un padecimiento que sufren muchos bebés, y se puede prolongar hasta los cuatro meses. Leí que no se sabe qué lo ocasiona ni cómo curarlo. Tampoco hay una receta certera para evitarlo. Tan solo hay recomendaciones, como que la mamá deje de comer alimentos irritantes o demasiado condimentados -si es que amamanta-. O que se cambie de mamila porque quizá el bebé está absorbiendo demasiado aire.
Tampoco hay medicinas, y los remedios caseros deben evitarse (aunque tu suegra o tu abuela te insistan en que no le harán daño a tu bebé). Lo único que podemos hacer es aguantar como las machas que somos y esperar pacientemente hasta que el dolor se le pase al chiquitín. Después de todo, el un mal que no durará mucho.
En este artículo de BabyCenter -donde soy colaboradora-, “13 estrategias para calmar a un bebé que padece cólicos“, encontré consuelo. Son recomendaciones y algunos consejos para cuando ocurran las crisis, como cómo dar masajes a la pancita de tu hijo, cómo acomodarlo cuando le des de comer, qué hacer si estás desesperada con la situación.
Mientras tanto, solo me queda desearles suerte si están pasando por este trance. Y aunque quizá suene absurdo, disfrútenlo. Dentro de poco esto será solo una anécdota para recordar.
¿Y tú, conoces alguna receta efectiva para calmar a tu bebé cuando tiene cólico? ¿Cuál es la recomendación más absurda que te han dado para ayudar a tu hijo cuando tiene este dolor?