Mi papá se sentaba a ver las películas de Pedro Infante y no le importaba que el auditorio alrededor estuviera formado por personas de entre 5 y 15 años de edad.
De repente, la escena de un niño que murió achicharrado. Luego la de un teporocho al que un tranvía le cortó las dos piernas. Al rato, la de una mujer en silla de ruedas que muere por la golpiza que le acomodó un ladrón. Y para seguir con la nota roja, la de una riña en una cárcel en la que a un reo le sacan el ojo con un puñal.
Y todo sin censura.
Y ahí nos tienen a mis hermanos y a mí -el auditorio en cuestión- aguantando el llanto. Lo que menos querías es que te vieran soltar una lágrima porque entonces serías el blanco del bullying de la familia entera.
Haciendo la cuenta, habían pasado unos 30 años desde que se filmaron las películas del famoso Pedro -que no es mi pariente-, cuando yo las vi por primera vez. Son casi los mismos años que han pasado desde que vi “E.T. the Extra-Terrestrial”.
Solo que ahora que quiero llevar a mis hijos Víctor y Jorge Mario a ver ese filme, que se proyecta con música de la Los Angeles Philharmonic en vivo por tres noches a partir de hoy en el Hollywood Bowl, yo sí me pregunto – no como mis santos padres- qué tan adecuado será el contenido para unos niños de dos y cuatro años de edad.
Y no soy una exagerada. Si mi memoria cuarentañera no me traiciona, el monstruito ese se pone hasta las chanclas con unas cervezas, creo que fuma y, lo que podría ser lo más angustiante para un niño como mis panzones, es que sus semejantes, por error, lo dejan a su suerte en la Tierra.
Sin embargo, no olvido lo hermosa que es esta cinta y el impacto que causó en los jóvenes de mi generación. E.T. fue, junto con Pac-Man y los calentadores en las pantorrillas un símbolo ochentero, de esos que te llevas la maleta de los recuerdos hasta la tumba.
La verdad, no creo que la escena más “cruda” del filme de E.T. se pueda comparar con una de las menos desgarradoras de la infame trilogía de Pepe El Toro, quizá el personaje más entrañable que interpretó Pedro Infante.
Así que esta tarde parto al siempre mágico Hollywood Bowl a ver de nuevo, luego de más de tres décadas, a la entonces adorable Drew Barrymore y al bello, pero “¿ya quién se acuerda de él?”, Henry Thomas. Y por supuesto, a rendir homenaje al director de la película, Steven Spielberg.
En otras palabras, espero que mis hijos comiencen a reconocer las joyas clásicas de mi generación, así como yo reconozco las de la época de mis padres (sin importar la tortura emocional que me infligían).
Lo único que me pregunto es, ¿qué películas llevarán mis hijos a ver a sus hijos de aquí a 30 años? ¿Cómo serán los cines para entonces? ¿Existirán?
Como quiera que sea, solo espero que los personajes los marquen como a mí me marcaron E.T. y Pepe El Toro.
¿Qué película de tu infancia o juventud te trae los más profundos recuerdos?
Anónimo dice
Ay victoria que memorias has traído a mi mente. Las de las peliculas de Pedro infante y las de ET. Por favor manda fotos del la película de esta noche.