Cualquiera que haya leído algún libro de Anthony Browne, entenderá por qué es tan fácil enamorarse de los cuentos de este celebrado autor e ilustrador inglés.
“Cosita linda”, cuya primera impresión en inglés vio la luz en 2008, es una historia hermosa, empezando por el título –frase que personalmente uso cuando estoy de melosa con mis dos hijos–, pero sobre todo por la profunda ternura que encierra el mensaje de esta obra.
Me topé con este título en uno de los últimos viajes que hice a México. Una de mis actividades favoritas es ir a las librerías, que están tan llenas de volúmenes y de gente que entra y sale como si fueran hormigas. Es algo se ve cada vez menos en Estados Unidos, donde estas tiendas parecen piezas en peligro de extinción.
A mis hijos y a mí no nos costó trabajo elegir este libro entre la decenas de candidatos que teníamos. ¿Cómo te puedes resistir a una portada con la cara de un enorme gorila con ojos tristones mirando a una diminuta gatita sobre su cabeza?
Hojeamos –u ojeamos, como ustedes quieran– y en unos instantes, “Cosita linda” ya estaba en la colección de nuestra biblioteca.
“Little Beauty”, nombre original del libro, editado y perfectamente traducido por el Fondo de Cultura Económica de México, es la historia de un gorila que sabía expresarse mediante el lenguaje de señas. Un día, le dijo a sus cuidadores que quería un amigo, pero como en el zoológico donde vivía no había más gorilas, a uno de ellos se le ocurrió llevarle una pequeña gata llamada Linda.
Ambos animales entablaron una extraña y profunda amistad. El gorila se convirtió en el protector de la diminuta Linda, tanto que hacían todo juntos. Y cuando digo que “todo” es porque así era, al grado de ir a hacer popó ambos al mismo tiempo.
Esa singular amistad se puso a prueba una vez que el gorila, en un arranque de ira, rompió la televisión. Cuando llegaron lo cuidadores y vieron el desastre amenazaron con llevarse a Linda, la que, en una loca ocurrencia decidió decirles –a señas– que ella había destrozado el aparato.
¿Ustedes se imaginan a una gatita tan chiquita rompiendo un televisor? Bueno, pues los cuidadores tampoco, así que no tuvieron más remedio que reírse de la gracia de Linda y dejar a los amigos en paz.
El cuento les parecerá familiar, pues en el mundo han resonado historias similares de amistad entre especies animales tan distintas.
En realidad, “Cosita linda” está inspirada en la historia de Koko, una gorila entrenada en la Universidad de Standford para usar el lenguaje de señas. Por increíble que parezca, le pidió a los científicos que la estudiaban un gato, y así comenzó la amistad entre ella y All Ball, un minino sin cola que la gorila adoptó como su hijo. Esto sucedió en los años setenta.
En este caso, Browne crea su propia anécdota con un gorila –su alter ego– y Linda, lo que da como resultado un cuento de esos que le ponen una sonrisa en los labios a tus hijos antes de irse a dormir.
¿Qué otros libros de este autor has leído y recomiendas?