Nadie podrá negar que aprendí una de las mejores lecciones que jamás me hayan dado sobre cómo aumentar el tráfico en mi blog. Con el título de esta nota estoy poniendo en práctica el consejo que me dio Kathy Cano-Murillo cuando le dije que las blogueras que comenzamos queríamos un pedazo del pastel que ya tienen repartido los blogueros exitosos.
“Tienes que hacer llorar, hacer reír o que la gente diga, ‘wow!’ [con tus historias]”, dijo Kathy, una de esas blogueras reconocidas a las que me refiero -que ha hecho su fama con la creación de peculiares artesanías-, durante una de las mesas de We All Grow Summit, que se efectuó en febrero en el hotel The Line de Los Ángeles (por cierto, Kathy, también conocida como la Crafty Chica, me encantó porque ni cuando está seria deja de sonreír).
“Tienes que hacer llorar, hacer reír o que la gente diga, ‘wow!’. Tienes que hacer llorar, hacer reír…”, repetí la frase una y mil veces en mi cabeza.
Es un reto difícil, pero no imposible. Y como a mí me encantan los desafíos, pues tomé las palabras de Kathy como mi nuevo mantra. “Tengo que hacer llorar, hacer reír o hacer que la gente diga ‘wow!'”, me propuse.
Y aquí me tienen, pensando cómo recapitular mis vivencias en We All Grow Summit, pero con el “factor Kathy Cano-Murillo” presente en cada palabra que escribo.
Así que en lugar de decirles lo feliz que fui en los tres días de la conferencia, les voy a contar lo que odié de esa reunión, con la promesa de corregir esas faltas para la próxima cumbre.
- Odié haber dudado de mi instinto. Cuando salieron a la venta los boletos de WAG sentí el impulso de inscribirme. ¡Costaban 150 dólares! Pero temí no estar disponible para esas fechas y dejé pasar la oportunidad. Total, si al final de cuentas no hubiera podido asistir hubiera podido revender mi entrada.
- Odié haber visto a tantas amigas y conocidas y no haber convivido más tiempo con ellas. Esas conversaciones en los pasillos del hotel donde fue la conferencia eran maravillosas y deliciosas, pero insuficientes para quienes tienen tanto tiempo sin verse y con tanto que contarse. Sugiero que la próxima WAG se efectúe en un hotel con pasillos mucho más largos.
- Odié tener tantas opciones de talleres y paneles de expertas y no tener el don de la ubicuidad. Tanto que aprender y yo que solo me tengo a mí para saciar mi sed de conocimiento.
- Odié no haber sido de las primeras en inscribirme a WAG para poder participar en las visitas a Youtube y a otros destinos interesantes que se ofrecieron a unas cuantas suertudas.
- Odié haber hecho cita con mi esposo el sábado en la noche en lugar de haberme quedado a la fiesta de clausura de WAG, donde luego mis amigas me contaron que lo pasaron increíble, tomando bebidas que tenían una hojita de marihuana dibujada en la espuma.
- Odié haber conocido a blogueras tan inteligentes y maravillosas y no haber podido irme con ellas a tomar un café y pasar las horas del mundo hablando de hijos, esposos, blogs y de una que otra necedad de esas de las que nos encanta hablar a las mujeres modernas.
- Odié que la conferencia hubiera durado tan pocos días. Mis amigas y conocidas vinieron de Texas, San Francisco, Miami, Colombia. Otras manejaron horas para llegar. Lo ideal sería una cumbre con tres días para socializar y tres días para las reuniones formales. Así podríamos llevar a las foráneas a la Plaza Olvera, a Hollywood, a Beverly Hills, a algún museo. Y por las noches a rumbear a algún antro de moda de Los Ángeles.
Mientras espero que mis sugerencias sean tomadas en cuenta, me quedo con el buen sabor de boca que me dejó esta primera edición de WAG. Anhelo que para el 2016 no tenga nada que odiar de esta conferencia, o al menos que mi lista de quejas se reduzca considerablemente.
Erika Grediaga (@MamiTales) dice
Excelente! A mi tambien me encanto conocerte, y me encantaria verte pronto otra vez para echar el chal
Victoria Infante dice
Órale, Érika, falta mucho por contar.
Ana Flores dice
Una palabra basta: WOW.
Tesa Montiel (@HeyTesa) dice
Ame esto! Yo el proximo ano tengo que andar por alla <3
Victoria Infante dice
Te esperamos, Teresa. La vamos a pasar bien.