Revolotean en tu cara, se te paran en la cabeza, en el hombro, en los brazos. Te hacen girar, agacharte, asomarte, estirarte, abrir la boca como si te fueras a comer un hotdog gigante. Son las cientos de mariposas que puedes ver en Butterfly Pavilion del Museo de Historia Natural del condado de Los Ángeles.
Cada año, el museo abre este mariposario al público para que los visitantes conozcan de cerca las especies que se reproducen en esta parte del planeta. Durante la visita, tú y tus hijos aprenden a identificar cada mariposa y pueden ver de cerca el ciclo de vida de estos frágiles seres, desde que son larva, pasando por cuando son orugas, luego capullos y hasta convertirse en obras maestras de la naturaleza.
En el pabellón hay guías y expertos dispuestos a contestar cualquier pregunta relacionada con las mariposas y a mostrar todos los recovecos en donde se pueden admirar en cualquiera de sus etapas.
El invernadero, que a finales de año se convierte en un pabellón de intrépidas arañas, cierra sus puertas el 7 de septiembre, así que si tienes planes de visitarlo estás a tiempo.
Solo puedes ingresar al pabellón si reservas con antelación porque hay un número limitado de visitas diarias. Puedes apartar tu entrada en línea cuando compres tus entradas al museo.
El día que fui con mi familia, mis hijos Víctor y Jorge Mario, de 4 años y 23 meses, respectivamente, la pasaron de maravilla, pero sobre todo, vieron de cerca lo que usualmente solo observan en los libros. Particularmente se impresionaron con las orugas, que gracias a un cuento precioso -“The Very Hungry Caterpillar”- saben que estos insectos comen desmesuradamente para poder convertirse en capullos y luego en mariposas.
Para que atestigües por ti mismo todo esto que te cuento, visita el pabellón antes de que cierre. Y te dejo con estas imágenes que captamos de las coquetas modelos mi esposo Max y yo.
Aviso: Recibí boletos para entrar al museo y al pabellón de mariposas. No fui condicionada a escribir este post y las opiniones expresadas son propias.