En 1952, un grupo de cuatro miembros de la Guardia Costera, protagonizó la mayor hazaña en la historia de este cuerpo de rescate. La historia, relatada en 2009 en el libro “The Finest Hours: The True Story of the U.S. Coast Guard’s Most Daring Sea Rescue”, llegará a la pantalla grande el viernes 29 de enero.
“The Finest Hours”, dirigida por Craig Gillespie y protagonizada por Chris Pine, Ben Foster y Eric Bana, relata las horas que vivieron 33 hombres que quedaron varados en altamar luego de que el tanque petrolero en el que viajaban quedara partido en dos debido a una feroz tormenta.
Esto sucedió en las costas de Massachusetts, donde también se filmó la cinta. Luego de la catástrofe, los miembros de la tripulación tenían unas cuantas horas para hacer algo antes de que el tanque se hundiera en las heladas aguas del océano.
La historia, basada en los testimonios de algunos de los sobrevivientes, no podía estar completa sin el toque hollywoodesco, que está a cargo de Holliday Grainger, quien interpreta a Miriam, en la vida real la esposa de Bernie Webber, el jefe de la misión de rescate.
De acuerdo con el filme, Miriam, entonces prometida de Bernie, cuando se enteró de que su novio había sido enviado a buscar al tanque averiado, fue a las oficinas de la Guardia Costera –en contra de todas la convenciones de la época– y exigió que su hombre fuera devuelto a tierra.
Esta parte de la historia se puede entender –y creer–. Lo que no es creíble es que, a pesar de la peor tormenta de nieve registrada en décadas, Miriam haya sido capaz de sobrevivir unos minutos a la intemperie sin estar bien abrigada, como sucede en el filme. Y es que la chica, por salir enfurecida del bastión de la Guardia Costera, deja su abrigo.
En el camino, sufre un percance con su auto por lo que tiene que bajar para pedir ayuda. En ese momento, pese a la tormenta y fuertes vientos, ni el cuerpo ni la actitud de Miriam reflejan lo que cualquier persona sentiría bajo una temperatura tan inclemente.
A pesar de eso, los logros más importantes de esta cinta –y dejando de lado la cursi historia de amor entre Miriam y Bernie–, son las escenas en el agua, que en realidad nunca fueron realizadas en el mar, según dijo en una entrevista el director.
Chris Pine y su equipo de rescate hacen una labor bastante convincente en su travesía por un océano lleno de olas gigantes y en medio de una tormenta aterradora. La pequeña embarcación en la que viajan estaba diseñada para sortear ese tipo de fenómenos.
El encuentro entre los 33 marineros y los guardacostas marca el momento más emocionante de la historia, aunque también es el más tenso, sobre todo porque la tripulación tiene que bajar del buque por una escalera de soga.
Además de la crítica al frío que tibiamente pudo transmitir Miriam, la escena final fue por demás sosa y desangelada. ¿Cómo se puede explicar que después de toda esa inmensa odisea, al llegar al puerto, toda la gente ignore al héroe de la historia? Bernie es el último en bajar del bote, y cuando lo hace no hay nadie más en el embarcadero, tan solo él y Miriam.
Demasiado Hollywood para una historia que merecía contarse y que tardó más de 60 años en llegar al cine.