Aviso: Esta nota es parte de una campaña compensada hecha en colaboración con Allstate Foundation y Latina Bloggers Connect.
Nunca vi a mi papá ponerle una mano encima a mi mamá. Entre ellos no existían los celos de pareja. Mi papá nunca llegó tarde a casa y solo una sola vez recuerdo haberlo visto con copas de más encima.
Sin embargo, los pleitos entre mis padres eran constantes. El motivo era el dinero.
Mi papá le reclamaba mi mamá con frecuencia que, según él, no fuera buena administradora. Mi mamá, con trece bocas que alimentar, tenía que dar santo y seña de cada cinco que gastaba.
El problema era que el presupuesto diario para una familia tan grande era paupérrimo, y con eso, ninguna mujer, por más ahorrativa y organizada que fuera, hubiera logrado suplir las necesidades más básicas de tantos hijos.
Por mucho tiempo me pregunté por qué mi mamá no dejó a mi papá. Ahora entiendo que por más que hubiera querido, nunca hubiera podido. Mi madre no trabajaba y dependía totalmente de lo que mi papá le daba. ¿A dónde iría con tantos hijos? ¿Quién la recibiría con tantos niños?
Ahora sé que, aunque en mi familia no se vivía una situación de violencia doméstica, prevalecía el abuso económico, un componente casi infaltable en los casos en que hay abuso físico y verbal. En 98% de las situaciones en donde hay violencia, los hombres usan el control de las finanzas como una herramienta para mantener sometida a su víctima.
Datos de organizaciones que defienden los derechos de la mujer indican que la violencia doméstica afecta a una de cada cuatro mujeres en algún momento de su vida. Esas cifras superan a todas las que sufren cáncer de seno, ovario y pulmones juntas.
Sin embargo, poco se escucha hablar del abuso económico. Ocho de cada diez estadounidenses no han oído hablar del control de los dineros como una forma de violencia en el hogar. La razón principal por la que sobrevivientes de violencia doméstica se quedan, dejan o regresan a una relación abusiva, es porque no tienen los recursos necesarios para liberarse.
Aunque muchos -dos terceras partes de los estadounidenses- consideran que el tema de la violencia doméstica es un problema serio, solo una de cada tres personas ha hablado alguna vez de eso. Y es por eso que la Fundación Bolso Morado de Allstate busca que se ponga de moda conversar sobre este problema.
Para ello, esta organización promueve la campaña Purple Purse Challenge, que busca evitar que las mujeres sigan atrapadas en relaciones de abuso debido a una situación económica. A través de este reto, recauda fondos para organizaciones que ayudan a víctimas.
La Fundación Allstate ha invertido más de medio millón de dólares en el Purple Purse Challenge, y mientras más donaciones reciba cada organización sin fines de lucro, más podrá competir por los incentivos económicos de esta fundación.
Te invito a que visites BolsoMorado.com entre el 2 de septiembre y el 3 de octubre para que te unas al reto y ayudes con una donación a una organización no lucrativa cercana a tu corazón. Hasta la fecha, se han recaudado cerca de 800 mil dólares.
Kerry Washington, una reconocida actriz y activista en contra de la violencia doméstica, es la embajadora de Bolso Morado, y además de ayudar a crear conciencia acerca de esta situación, diseñó una edición limitada de un bolso de este color. Este accesorio fue hecho para representar el centro del dominio económico de la mujer y para inspirar a este género a reclamar su independencia económica.
En BolsoMorado.com puedes encontrar información importante que te ayudará a reconocer la violencia doméstica y el abuso económico. Y si tú o alguien más necesita ayuda inmediata, llama al National Domestic Violence Hotline al (800) 799-7233 o a la línea para sordos (800) 787-3224.