He conocido a mamás y papás que escatiman en comprarle a sus hijos un libro baratito. Pero cuando llega el cumpleaños del niño o navidad, tenga su juguetote de cien dólares o más.
No hace falta que les diga que la mayoría de estos artefactos, por más sofisticados y caros que sean, son novedad solo por unas horas, y que la lealtad de los niños hacia esos objetos casi siempre es breve. Todo entre ellos es como la serie de películas de Toy Story: llega un momento en la vida de los hijos en que, por más que adoraron un carrito o una muñeca, echan todo en una caja y no quieren volver a saber nada de lo que hay ahí.
Más verdad que la trágica historia que cuenta “La muñeca fea”, de Cri crí, no puede existir.
En cambio, mi experiencia con los libros que le comprado o conseguido a mis hijos ha sido distinta. Digamos que existen varios niveles de apego entre cada miembro de nuestra pequeña biblioteca y nosotros.
Lee aquí mi reseña de “El día que los crayones renunciaron”.
En el área de la nostalgia están los textos que leíamos cuando mis niños eran bebés. Luego los que nos sorprendieron con sus muchos dibujos, colores y cositas que brincan de cada página.
Por otro lado, están los que nunca hemos abierto y que vamos a explorar en cualquier momento. Y por último, los que son ahora nuestros favoritos porque cuentan una historia maravillosa, con un principio y un final.
Pregúntenme cuántas veces hemos leído “Giraffe’s Can’t Dance”. ¡Decenas! Y no creo que pase de moda entre mis hijos pronto.
Haz click aquí para leer mi reseña de “Ripios y adivinanzas del mar”, de Fernando del Paso.
Nunca podré recalcar suficiente lo importante que es para los niños la lectura. Yo lamento no haber comenzado a consumir libros desde que era niña. Pero estoy resuelta a no repetir la historia con mis hijos.
Así que con esa idea en mente, desde antes de naciera mi primer bebé, que ya tiene 5 años, decidí irle formando su biblioteca, y lo hice sin desembolsar una gran fortuna. Yo diría que no he gastado ni cien dólares en libros, y a la fecha tenemos más de 200 títulos.
Estos son mis consejos para que armes tu biblioteca en casa. Y no hace falta que te diga que te sientes a leer con tu hijos TODOS LOS DÍAS, al menos por diez minutos. Así que toma nota.
1. Pídelos como regalo de cumpleaños. En lugar de juguetes, sugiere a los invitados a la fiesta de tus hijos que le den libros. Y si consideran que eso es “poca cosa”, entonces diles que este podría ser adicional a otro obsequio no muy costoso. También puedes sugerir que te den una tarjeta de regalo de tu librería favorita.
2. Cómpralos en las tiendas de segunda mano o usados en línea. Mucha gente se deshace de los libros porque sus hijos ya crecieron y los dona a tiendas como Salvation Army, o los vende en línea por un precio mucho más bajo que cuando son nuevos. Te vas a sorprender con la cantidad que vas a encontrar (y los precios).
3. Cómpralos en las ventas de cochera. Yo he encontrado decenas de libros infantiles en las ventas de garage, y en muchas ocasiones en lugar de vendérmelos me los han regalado. Muchos de los títulos que he encontrado en estos lugares son los favoritos de mis hijos; otros han sido clásicos.
4. Búscalos en las tiendas de descuento. Ross, Marshalls y otras tiendas especializadas en ofertas tienen variedad y precios rebajados.
5. Cómpralos en las ferias de libros. Cuando haya este tipo de eventos en tu ciudad, asiste y busca los puestos de editoriales infantiles. De seguro vas a encontrar muchos títulos a precios bajos. Muchas veces también tienen descuentos especiales mientras dura la feria.
6. Pídeselos a quien puedas. A tus hermanos, a tus vecinos, a tus amigos, a tus parientes que viven en otros países. A toda la gente que tenga hijos mayores que los tuyos. Todo mundo estará feliz de ver que la vida de sus libros infantiles continúa en manos de otros.
7. Busca las ofertas en las librerías. En todos estos negocios suelen tener un estante dedicado a los libros rebajados. Algunas veces son libros que alguien maltrató o son títulos no muy populares. Rescátalos y adóptalos. Te van a pagar con creces.
¿Tus hijos tienen biblioteca? Comparte tus tips para crear una.