Este fin de semana termina Chill, el festival navideño que ya se convirtió en una tradición y que se realiza en las instalaciones del histórico barco Queen Mary, en Long Beach.
¿Cómo que nunca has ido? ¿Sabes de lo que te has perdido? Mis hijos y yo fuimos como invitados por primera vez la semana pasada. Recibimos boletos de cortesía porque me interesaba reseñar el evento. Año tras año veía los posts de amigos y colegas, así que en esto ocasión decidí echarme una vuelta por allá.
La experiencia fue bonita, entretenida y sobre todo, con mucha actividad física para mis hijos, algo que procuro siempre que los llevo a pasear. Además de los paisajes que ofrece Chill, puesto que se efectúa en el hermoso puerto californiano, el boleto de entrada te permite disfrutar de casi todos los juegos y amenidades, excepto, por ejemplo, la pista de hielo, para lo que tienes que pagar una tarifa adicional por la renta de los patines.
Otra de las ventajas es que los niños menores de 3 años no pagan entrada, así que si tienes niños pequeños esto te va a ahorrar una buena cantidad de dólares.
Estar ahí te puede llevar todo el día o unas horas, yo diría al menos cuatro, lo suficiente para ver y disfrutar todo lo que ofrece este espectáculo. Para darte una idea más clara de en qué consiste Chill te presento estas imágenes.
Quizá el mayor atractivo del evento es “Alice in Wonderland”, un laberinto que recrea el maravilloso cuento de Lewis Carroll. Con miles de luces, nieve artificial y cientos de artefactos, entras al mundo de la niña más famosa de los cuentos de hadas.
En el camino te vas a encontrar con varios personajes. Primero te recibe la misma Alicia sentada en un hongo gigante, y más adelante te toparás con la malvada Reina de Corazones. La despedida está a cargo de la dulce y siempre sonriente Reina de Hielo, que gustosa –igual que las otras dos– se tomarán fotos contigo. Bueno, debo aclarar que la Reina de Corazones no es tan gentil como las otras, pero igual y de mala cara posará para una imagen.
Esto es algo de lo que verás durante tu paso por el laberinto de “Alice in Wonderland”.
Chill ofrece varias actividades al aire libre y otras bajo techo, dentro del inmenso domo adyacente al barco, así que si llueve este fin de semana de cualquier manera puedes disfrutar de gran parte de las actividades.
Dentro del domo también puedes subirte al carrusel, ver los shows de magia, música, baile o malabarismo en el pequeño teatro ahí instalado y sobre todo, deslizarte en un inflable por la rampa de hielo de Gracier Glide; es algo de lo que más disfrutan chicos y grandes, a juzgar por lo que vi. Mi hijo Víctor, sin exagerar, se lanzó unas 20 veces. También puedes pintarte la cara o pintársela a tus hijos –por una cuota adicional–, hacerte una caricatura, tomarte un coctel en el bar que está junto al laberinto (solo mayores de 21 años) o conversar y bromear con los payasos que ocasionalmente recorren el domo.
En el exterior la fiesta continúa. Desde la entrada podrás ver la villa de Santa, o el Polo Norte, donde vive este personaje y que estuvo de visita en Chill hasta un día antes de navidad.
En esta área también puedes participar de muchas otras atracciones, como subirte a las sillas voladoras, patinar sobre hielo, ver a cantantes y bailarines en un pequeño teatro o subirte a un caballo mecedor gigante.
Y por último, que para mí fue la parte más bonita, puedes asistir a la función de “Polar Express” en cuarta dimensión. Eso es en el teatro que está al interior del barco. Es una función reducida de esta cinta que dura unos 20 minutos y que tiene efectos especiales, como nieve, agua y sensores en los asientos. Las funciones están programadas y tienes que hacer fila con antelación para que puedas entrar, pero vale la pena; es una cinta muy tierna. Mis hijos y yo la vimos dos veces.
Para más detalles y horarios de Chill, entra a www.queenmary.com/events/chill.
¿Has ido a este evento? Cuenta qué es lo más te gustó.