“A Wrinkle in Time” no podía ser una cinta más adecuada para los tiempos que estamos viviendo en las escuelas de este país. Además de los paisajes idílicos y alucinantes que muestra, el filme dirigido por Ava DuVernay es una lección de amor y tolerancia.
Y cuando hablo de niñas en el título del post es porque la protagonista de este filme es precisamente una jovencita que es víctima de bullying en su escuela. Es capaz de aguantar muchas burlas y comentarios malintencionados… hasta que le llegan a la coronilla y decide poner un alto.
“A Wrinkle in Time” está basada en el libro del mismo nombre escrito por Madeleine L’Engle en 1962, una novela de ciencia fantástica en la que el doctor Alexander Murry (Chris Pine), un connotado físico, investiga los misterios del tiempo y el espacio. En su afán por demostrar el viaje que se puede realizar entre dos planetas, se pierde y no se sabe de él por varios años.
Esto es motivo suficiente para que Meg, su hija, ya convertida en adolescente, sea víctima de las burlas de sus compañeras de clase, algo que ella tolera hasta que le pone fin cuando arroja una pelota en la cara de su más violenta agresora.
Eso ocasiona que Meg, quien desde la desaparición de su padre ya no es la misma niña brillante de antes, reciba una llamada de atención por parte de la dirección. Su madre, quien no está de acuerdo con ese comportamiento agresivo, le exige que ofrezca una disculpa a su victimaria.
Mientras esto pasa, el hermanito de Meg, Charles, un niño extremadamente inteligente, es el nexo entre la niña y una serie de personajes que los llevarán a Camazotz un universo extraordinario. Estos seres son Mrs. Whatsit (Reese Witherspoon), Mrs. Who (Oprah Wrinfrey) y Mrs. Which (Mindy Kaling).
En este recorrido astral, tanto Meg como su hermano encontrarán las respuestas a muchas de sus preguntas, pero sobre todo, darán con el paradero de su padre, quien al final de cuentas sabrá reconocer que en su afán por la fama y el reconocimiento estaba perdiendo algo más valioso, que era tiempo con su familia.
No solo esto hace valioso al filme, sino que es el primer largometraje que tiene un presupuesto de más de 100 millones de dólares que es dirigido por una mujer de color. Además, fue también una mujer, Jennifer Lee, quien también está detrás del éxito de “Frozen”.
La cinta, producida por los estudios Disney, ya está en las salas de cine.